sábado, 5 de marzo de 2016

Banxico seguirá aplicando cortos para cumplir la meta de 6.5% de inflación

El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz aseguró que sí se alcanzará la meta de inflación de 6.5% para este año, e incluso menor, y señaló que la desaceleración económica de Estados Unidos no afectará los objetivos inflacionarios porque se seguirá aplicando una política monetaria restrictiva.

Al dar a conocer el Programa de Política Monetaria 2001, la Junta de Gobierno del Banco de México señaló que este nivel no toma en cuenta el impacto que pudiera tener la aplicación de la tasa del IVA a alimentos y medicinas, ya que hasta el momento no se sabe si se tomará esta medida o no.

Además, en caso de que esta propuesta sea aprobada por el Congreso, Banxico tomará acciones preventivas para evitar que esto contamine la expectativa de inflación y el precio de otros productos.

De esta forma, la inflación regresará “en tan sólo unos meses a los objetivos planteados”, aseveró Ortiz.

Subrayó que el corto, o restricción de liquidez, será el instrumento que el Banco de México seguirá aplicando para inducir los movimientos de las tasas de interés necesarios para lograr los objetivos de inflación propuestos.

Atentos al comportamiento del tipo de cambio

 Sin embargo, advirtió que en el corto plazo se pueden originar perturbaciones por el lado del tipo de cambio, los salarios y los precios administrados por el sector público, por lo que, de materializarse estas distorsiones “es posible que la política monetaria no pueda contrarrestarlas con la velocidad necesaria para cumplir con la meta de inflación”. En ese caso, se dará a conocer el tiempo en que se absorberán estos choques para alcanzar los objetivos de mediano plazo planteados.

Ortiz indicó que el descenso de la inflación enfrentará más obstáculos que en el pasado, ya que se tendrán dos perturbaciones del exterior: la reducción de los precios del petróleo y la desaceleración de la economía de Estados Unidos.

Pese a esto, dijo que Banxico mantiene su meta de 6.5% porque “no hay una razón clara por la cual una desaceleración o una recesión en la economía norteamericana pudiera impactar desfavorablemente en la inflación, pudiera ocurrir que facilitará más el proceso de reducción de la inflación”.

El banquero central indicó que si la economía de Estados Unidos crece menos que lo anticipado, si el precio del petróleo se ubica por debajo de las cotizaciones a futuro y si hay un menor flujo de capitales a mercados emergentes “resultaría indispensable un mayor ajuste fiscal”, apuntó.

Ortiz dijo que si bien la reducción aprobada en el déficit público a 0.65% del PIB es un paso en la dirección correcta, las finanzas públicas aun presentan fragilidades importantes. “En particular, resulta preocupante el incremento del gasto público programable en términos reales, ya que este se aplica sobre el elevado nivel de gasto incurrido en 2000”.

Recomendó que la prudencia fiscal se extienda a operaciones como los Pidiregas y la intermediación financiera de la banca de desarrollo, ya que en el futuro podrían representar presiones adicionales sobre las finanzas públicas.

Por otro lado insistió en que el banco central estima que el crecimiento de la economía será de 4%, medio punto porcentual menor al que proyectó la secretaría de Hacienda, sin embargo, Ortiz aclaró que no existen discrepancias entre ambas instituciones, y consideró que Hacienda hace bien en no modificar cada 15 minutos sus números.

Finalmente Ortiz enfatizó que no se le puede atribuir a la política monetaria restrictiva la falta de financiamiento, pues para se reactive el crédito es fundamental que baje la inflación y que por ende bajen las tasas de interés, “en los niveles tan altos que están es difícil que haya demanda de financiamiento y para que las tasas bajen de manera sostenida y permanente tenemos que bajar la inflación, no hay de otra”



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